Un muro *in*visible divide la isla. Partes pulidas y bien maquilladas conviven con óxidos y diversas texturas que rompen con lo perfecto. Su mar de siete colores golpeado por tanta corrupción está representado por siete frágiles varillas con una única perla barroca. A lo lejos turistas bronceados toman cocktails de coco, mientras los locales juntan sorbetes y sombrillitas de plástico…